Solo siendo Dios podría tenerse semejante osadía.
Y adiviná que pasó…
Nos cuesta escuchar el relato de Jesús en la cruz. Es duro, es cruel. Muestra lo peor de nosotros mismos, egoístas, perdidos, enredados en nuestras propias miserias, condenados echando todos nuestros delitos sobre un cordero expiatorio. Escupiendo en su cara, ofreciéndole vinagre para la sed.
Sin embargo, este año, además de una inmensa gratitud por haber tomado mi lugar en esa cruz, el gesto de Dios trae para mí vientos de esperanza. Donde otros huelen muerte, yo huelo a lluvia que viene, a tierra mojada aún antes de las primeras nubes. Escucho los pasos de la Nueva vida que llega. Cuando Dios habla de hacer algo Nuevo se refiere a algo desconocido hasta ahora (Por eso dice “Algo que ningún ojo vió y de lo que nadie oyó”). Quizás tenga que ver con un Nuevo escenario, una Nueva forma de pensar, un Nuevo sentimiento, un nuevo motivo. No sé. Se trata de vida Nueva, pero no lo sabremos hasta que llegue. Dios lo guardó celosamente para dártelo a conocer en el momento justo. Y ese momento se acerca.
Inquietud. Ansiedad. Esto Nuevo y desconocido hasta puede que nos produzca temor. El mismo temor que enfrentamos al hablar de morir. La buena noticia que tengo para darte es que Alguien abrió la brecha. Uno cruzó primero, para abrir camino, y volvió para contártelo.
A las alas de la mariposa le antecede un "dejar de ser". Para abandonar la prisión que nos retiene en los mismos errores, la misma culpa, la misma y gris proyección de vida, los mismos esfuerzos infructuosos por redimirnos, por escondernos. Rendir las trampas con las que intentamos distraer a la vida. Dejar de ser lo que fuimos, es una mezcla de alivio, con temor a dejar lo viejo conocido. Pero el tiempo se acerca para muchos.
Una vez un hombre le pregunto a Dios si para tener una nueva oportunidad era necesario meterse en el vientre de su madre y volver a nacer. Jesús es la respuesta a la encrucijada, la salida perfecta e imposible, el Camino que lleva a lo Nuevo: Creer para vivir. Entregarse para ser libre. Morir para resurgir. El final es prometedor, pero es cierto, no es una “cajita feliz”. Entregarse por completo? A quién? Ceder el control y confiar? En quién? Quizás muchos opten este año por lo malo conocido…
Volver a la vida, para nunca tener que dejarla. Es lo que Cristo nos propone. Empezar de nuevo. Sin culpas. Sin heridas, sin amargura, sin mentiras Una cuenta nueva, con una mente renovada (Con que sentido darnos una nueva oportunidad, sin transformar nuestra forma de pensar? No. No queremos ver nuestros yerros como en una película, una y otra vez.).
Él fué primero a la batalla ,en una cruz.. La guerra fué, mano a mano, con la muerte. Y este Héroe singular volvió. Lo ves llegar triunfante? El es el Vencedor, el Máximo Conquistador de toda la Historia, Él que trae consigo la corona de Vida. (Mirá de cerca…. ¿Lo ves?) Tu nombre está grabado en ella.. Es tu nuevo nombre. Es una identidad flamante, un prontuario limpio, por Su sangre. El pasaporte a tu nueva vida. Su amor por vos.
Solo hay un paso, y es nuestro: Rendirnos en las manos del Salvador. Dejar de ser nuestros propios señores. Morir a nosotros mismos, para Vivir por Él, con Él y para Él.
Y claro está. Empezar ( De ) Nuevo!
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; Las cosas viejas pasaron, ahora han sido hechas nuevas." (2 Corintios 5:7)
Carla Scarcello
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