domingo, julio 18, 2010
domingo, julio 11, 2010
Uno Argentina - One World
Esta vez estuvo el 10 de Julio tambien en el Barrio de Flores. Uno de los "bunkers" fue la Iglesia San Pedro - una mision de la iglesia Anglicana Argentina. En este video una de las ultimas canciones de la alabanza previa antes de "salir a la cancha".
miércoles, julio 07, 2010
UNO en flores
¿CUANDO?
Sabado 10 de julio - 9.30 hs a 22.00 hs
¿DÓNDE?
En la Iglesia (terrero 239), Plaza Flores, Plaza Irlanda, Hospital Alvarez, Subte A, Hogares de ancianos, entre otros.
Sabado 10 de julio - 9.30 hs a 22.00 hs
¿DÓNDE?
En la Iglesia (terrero 239), Plaza Flores, Plaza Irlanda, Hospital Alvarez, Subte A, Hogares de ancianos, entre otros.
¿Quienes participan?
Iglesia Anglicana, Iglesia Asamblea de Dios, Iglesia Bautista, Iglesia Vida y Espezanza.
Conmemorando la Independencia
En este mes de julio recordamos y celebramos el dia en que nuestra nación se hizo independiente. Un 9 de julio de 1816 nuestros próceres fundadores declararon la independencia con todos los riesgos que eso significaba. Pero gracias a ellos y a lo que hicieron tenemos 200 años de libertad, con aciertos y equivocaciones.
Hace poco los pastores de la Diócesis tuvimos nuestro retiro anual y una de las Palabras que el Señor tuvo para nosotros, que estuve compartiendo en los sermones, fue Gálatas 5.1: "Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud." Esta Palabra resonó como grandes campanadas en mi ser y me he propuesto aplicarla y enseñarla con toda la paciencia y perseverancia.
El cómo lo dice el mismo Pablo unos versículos después: "Porque si estamos unidos a Cristo Jesús, de nada vale estar o no circuncidados. Lo que sí vale es tener fe, y que esta fe nos haga vivir con amor." Como en nuestro país el devenir cristiano es en libertad y se vive con aciertos y equivocaciones, pero no es con la aplicación ciega e incomprensible de la Ley que lograremos la plenitud (para eso tenemos libertad) sino ejerciendo en el Espíritu Santo la fe y el amor. Amén.
Hace poco los pastores de la Diócesis tuvimos nuestro retiro anual y una de las Palabras que el Señor tuvo para nosotros, que estuve compartiendo en los sermones, fue Gálatas 5.1: "Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud." Esta Palabra resonó como grandes campanadas en mi ser y me he propuesto aplicarla y enseñarla con toda la paciencia y perseverancia.
El cómo lo dice el mismo Pablo unos versículos después: "Porque si estamos unidos a Cristo Jesús, de nada vale estar o no circuncidados. Lo que sí vale es tener fe, y que esta fe nos haga vivir con amor." Como en nuestro país el devenir cristiano es en libertad y se vive con aciertos y equivocaciones, pero no es con la aplicación ciega e incomprensible de la Ley que lograremos la plenitud (para eso tenemos libertad) sino ejerciendo en el Espíritu Santo la fe y el amor. Amén.
Ptor. Marcelo I. Centurión
jueves, julio 01, 2010
"¿Qué te faltó?"
No, soy yo la que pregunta, no es el blog. Es Dios mismo el que quiere saber: “Que te hizo falta, qué no tuviste?”
Busca que te des cuenta de tu necesidad, pero también de lo que puede hacer Él por sus hijos.
Quiere que le digas en voz alta lo que necesitaste y no estuvo, de qué tenés hambre, de qué sos huérfano.
No te asombres. Todos somos huérfanos en algún sentido . Solo es cuestión de tiempo descubrirlo. Si no tuviste padres, entenderás claramente. También si te faltó uno de los dos. Pero aún si naciste en un hogar consolidado, te faltaron cosas.
Dios sabía que siempre íbamos a carecer de algo, por eso se nos adelantó y nos propuso su adopción: Que lo tomáramos como Padre. Porque en realidad, ése es su rol por excelencia.
Shhhh… Oí la voz del niño ahí adentro… Delante del Padre, que susurra su nombre. Está llorando. Dios lo toma con cariño, lo sienta en sus rodillas, con dulzura le seca las lágrimas, y pregunta suavemente, como quien ya conoce la respuesta: “¿Hija/o, qué te hizo falta?” . El niño sabe que puede hablar confiadamente, no será burlado, no usarán esas palabras en su contra, puede abrir su corazón de par en par; Ese mismo corazón que estuvo cerrado por tanto tiempo… Con la sencillez que da la infancia, comienza a contarle. Le dice de su angustia, porque no tuvo el calor de una abrazo. Le faltó el amor que vela por las necesidad de un plato de comida, de educación, la seguridad de saber que “papá ó mamá” estarían ahí; Se sintió indefenso, fue golpeado, creció sintiéndose ignorado, quizás lo llenaron de cosas materiales con tal de no escucharlo llorar… No se sintió deseado, o fue querido para llenar un vacío personal que poco tenía que ver con el amor de padres. Lo usaron de botín de guerra? Como proyecto de autorrealización? Le hicieron sentir terror por la noche, en vez de arroparlo. Los fantasmas estaban en la casa, en vez que en los cuentos. Le faltó la mirada de aprobación, y nunca más pudo sentirse capaz en ningún lugar. No recibió elogios. Se le negó el derecho a equivocarse en nombre del qué dirán. Le pusieron una mochila de expectativa que debía cumplir si quería sentirse bien en la vida. Le dijeron que molestaba. Le hablaban una cosa con palabras y otra muy distinta con hechos. Se rieron de él. Lo llevaron de acá para allá, como paquete. Lo vendieron, lo entregaron. Le robaron su inocencia. Le dieron un rol de adulto que no le correspondía. Vino a llenar huecos. Lo compararon con sus hermanos, y perdió. Nada de lo que hacía ponía contenta a mamá, ó a papá. Lo dejaban demasiado tiempo solo. Le decían que lo amaban, de la boca para afuera. Lo humillaron delante de todos cuando mojó su colchón. Le pidieron lo que no debe pedírsele a un niño…
Y la lista sigue. Son las necesidades de los hijos, clamores que duermen de a ratos, en corazones de adultos.
"Aunque padre y madre te dejaran, Yo no te dejaré" (Salmos 27:10)
Carla Scarcello
Busca que te des cuenta de tu necesidad, pero también de lo que puede hacer Él por sus hijos.
Quiere que le digas en voz alta lo que necesitaste y no estuvo, de qué tenés hambre, de qué sos huérfano.
No te asombres. Todos somos huérfanos en algún sentido . Solo es cuestión de tiempo descubrirlo. Si no tuviste padres, entenderás claramente. También si te faltó uno de los dos. Pero aún si naciste en un hogar consolidado, te faltaron cosas.
Dios sabía que siempre íbamos a carecer de algo, por eso se nos adelantó y nos propuso su adopción: Que lo tomáramos como Padre. Porque en realidad, ése es su rol por excelencia.
Shhhh… Oí la voz del niño ahí adentro… Delante del Padre, que susurra su nombre. Está llorando. Dios lo toma con cariño, lo sienta en sus rodillas, con dulzura le seca las lágrimas, y pregunta suavemente, como quien ya conoce la respuesta: “¿Hija/o, qué te hizo falta?” . El niño sabe que puede hablar confiadamente, no será burlado, no usarán esas palabras en su contra, puede abrir su corazón de par en par; Ese mismo corazón que estuvo cerrado por tanto tiempo… Con la sencillez que da la infancia, comienza a contarle. Le dice de su angustia, porque no tuvo el calor de una abrazo. Le faltó el amor que vela por las necesidad de un plato de comida, de educación, la seguridad de saber que “papá ó mamá” estarían ahí; Se sintió indefenso, fue golpeado, creció sintiéndose ignorado, quizás lo llenaron de cosas materiales con tal de no escucharlo llorar… No se sintió deseado, o fue querido para llenar un vacío personal que poco tenía que ver con el amor de padres. Lo usaron de botín de guerra? Como proyecto de autorrealización? Le hicieron sentir terror por la noche, en vez de arroparlo. Los fantasmas estaban en la casa, en vez que en los cuentos. Le faltó la mirada de aprobación, y nunca más pudo sentirse capaz en ningún lugar. No recibió elogios. Se le negó el derecho a equivocarse en nombre del qué dirán. Le pusieron una mochila de expectativa que debía cumplir si quería sentirse bien en la vida. Le dijeron que molestaba. Le hablaban una cosa con palabras y otra muy distinta con hechos. Se rieron de él. Lo llevaron de acá para allá, como paquete. Lo vendieron, lo entregaron. Le robaron su inocencia. Le dieron un rol de adulto que no le correspondía. Vino a llenar huecos. Lo compararon con sus hermanos, y perdió. Nada de lo que hacía ponía contenta a mamá, ó a papá. Lo dejaban demasiado tiempo solo. Le decían que lo amaban, de la boca para afuera. Lo humillaron delante de todos cuando mojó su colchón. Le pidieron lo que no debe pedírsele a un niño…
Y la lista sigue. Son las necesidades de los hijos, clamores que duermen de a ratos, en corazones de adultos.
Pero hoy es el día que Dios, tu Padre, eligió para hablarte en intimidad, para escuchar lo que tenías para decir. Para consolar tu angustia, secar tus lágrimas, para abrazarte, para decirte: “Papá está acá. Ya no llores”
Para eso Dios nos adopta como hijos. Para darnos lo que nos faltó.
Para eso nos llamó Dios. Para comprobar cómo es el Amor del Padre.Así, con mayúsculas.
"Aunque padre y madre te dejaran, Yo no te dejaré" (Salmos 27:10)
Carla Scarcello
Suscribirse a:
Entradas (Atom)