domingo, noviembre 21, 2010

Salva a Asia Bibi

Pakistán ha condenado a Asia Bibi a muerte por ser cristiana. No le quedan muchos días de vida. Las autoridades pakistaníes la acusan de blasfemia: cometió el terrible “delito” de defender públicamente su fe. El plazo máximo para presentar alegaciones contra la sentencia de muerte expira el próximo lunes, 22 de noviembre. Si no lo impedimos, a Asia le queda poca vida.
Escribe una petición de indulto al Presidente de Pakistán mediante el siguiente formulario. Tu mensaje le llegará al Presidente de Pakistán con copia a la Embajada pakistaní en España.
[También puedes unirte a la petición de indulto de Asia Bibi que promueve LA RAZÓN pinchando aquí]
Mr. President:
With all due respect, I wish to express my concern about the persecution that Christians are suffering in Pakistan, especially following the approval of the anti-blasphemy law.
I know, Mr. President, that your intention is to contain terrorism and radicalism of minority sectors of the population against the Christian community.
In this sense, please pardon Asia Bibi. A Presidential pardon would reflect your interest and that of your country to respect and defend freedom of conscience.
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Señor Presidente:
Deseo expresar con todo respeto mi preocupación por la persecución que están sufriendo los cristianos en Pakistán, sobre todo a raíz de la aprobación de la Ley Antiblasfemia.
Me consta, señor Presidente, que su intención es contener el terrorismo y el radicalismo de sectores minoritarios de la población contra la comunidad cristiana.
Por tanto, le ruego encarecidamente que indulte a Asia Bibi. Un medida de gracia reflejaría su interés y el de su país por respetar y defender la libertad de conciencia.

¿Qué es el Credo Niceno?

El símbolo niceno o símbolo de la fe es una declaración dogmática de los contenidos de la fe cristiana promulgada en el Concilio de Nicea I (325). El objeto del credo niceno fue consensuar una definición de los dogmas de la fe cristiana, impedida hasta entonces por la escasa institucionalización y las fuertes variantes regionales. El principal adversario de la doctrina nicena fue el arrianismo, una corriente teológica que negaba la divinidad de Jesús; otros problemas teológicos, en especial trinitarios, no se resolverían hasta el Primer Concilio de Constantinopla, cuando el carácter divino del Espíritu Santo se afirmó definitivamente.


El credo resume los principios básicos de la fe ortodoxa de una manera relativamente sencilla, con la intención de proporcionar un recurso para memorizarlos y proclamarlos a los fieles. Implícitamente condena los errores más difundidos, como medio para identificar las posibles disidencias; modificaciones posteriores del credo buscarían dar mayor precisión a la definición de las herejías contemporáneas.

Una versión ligeramente modificada dictada en el Concilio de Constantinopla I (381) se denomina símbolo niceno constantinopolitano, que surgió por la necesidad de la Iglesia de establecer claramente todo aquello en lo que debe creer cualquier bautizado. Además se establece para tener una referencia en contra de las ideas heréticas que surgían a cada momento.

El credo niceno, símbolo de la fe, es aceptado por la Iglesia Católica, las iglesias ortodoxas, la anglicana, y la mayoría de las iglesias protestantes, y representó la última versión del contenido teológico del cristianismo en la que ortodoxos y católicos se mostraron de acuerdo, un consenso que se rompería con la introducción en el IV Concilio de Toledo de 587 de la llamada "cláusula filioque".

Para la gran mayoría de las denominaciones cristianas, el credo niceno constituye la base central e incontrovertible de la fe. La profesión del mismo es parte de la celebración católica y ortodoxa de la misa, y forma parte de la prédica de la mayoría de las iglesias protestantes; el Acuerdo de Lausana de 1974 lo incluyó como base de la práctica evangélica.

Texto del credo niceno constantinopolitano

Creo en un solo Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible.


Creo en un solo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios, nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre; por quien todas las cosas fueron hechas; que por nosotros los hombres, y por nuestra salvación descendió del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato, padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria, para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin.


Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo (cf. Filioque), que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas.


Creo en la Iglesia que es Una, Santa, Católica y Apostólica. Reconozco que hay un solo bautismo para el perdón de los pecados, espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro. Amén

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